Retomo tímidamente el blog, poniéndome como propósito, publicar como poco una entrada a la semana, porque aunque no tengo mucho tiempo, es algo que echo de menos.
Hoy quiero hablaros de un “compañero” que se ha vuelto imprescindible en nuestras vidas desde que Mateo dejó el pañal. Cuando la familia está inmersa en plena operación pañal, somos conscientes de que en cualquier momento y lugar (sin importar dónde o con quién estemos), a nuestros pequeños les entran las ganas de hacer pipí o incluso popó. Y si, a mayores, hace poco que hemos dejado de usarlo, cuando nos dicen que quieren pis, suele significar que disponemos de un máximo de 30 segundos antes de que se lo hagan encima.
Nuestros primeros días de sin pañal fueron un poco caóticos he de confesar. A mi peque no le resultó tan fácil como había leído. Y es que hay niños que lo entienden a la primera, pero no fue nuestro caso, así que tuvimos que pensar en algún aliado para poder salir de casa sin el estrés de analizar antes de cada salida, el lugar al que íbamos a ir, si había o no baño, o a cuántos metros estaba… por motivos por los que os acabo de decir, yo creo que muchos padres deciden directamente no salir de casa hasta que el niñ@ tenga controlada la situación, porque realmente a veces es desesperante.
En nuestro caso no valoramos la opción de quedarnos en casa en ningún momento. Como la gran mayoría, decidimos empezar con la operación pañal en verano (por eso de que seca mejor la ropa en caso de tener que poner tres lavadoras diarias) y seamos realistas, vivir en Galicia y no ir a la playa cuando tenemos solazo, es un delito grave; porque los días de playa no siempre abundan, así que los aprovechamos siempre que podemos.
Buceando por la red (esa gran aliada) encontramos este orinal que es lo mejor del mundo mundial y que da, tanto al niño como a los padres, una libertad de movimientos que no hay dinero que lo pague.
Poder salir de casa, cuando estamos con la operación pañal, sin tener que preocuparse en absoluto de, a dónde vamos a ir y sin tener que pensar antes, si el destino tiene o no servicios cerca; creedme que da una gran tranquilidad y evita disgustos innecesarios.
Ahora mismo mi pequeño tiene algo más de cuatro años y medio y no tiene problemas a la hora de aguantarse un poquito si le vienen las ganas de orinar. Aún así os puedo decir que nunca salimos sin “el pato”, porque yo no se si donde vivís vosotr@s es habitual que haya servicios en los parques infantiles, pero desgraciadamente donde vivimos nosotros no es habitual, así que nuestro amigo no sólo ayuda a satisfacer una necesidad fisiológica, sino que con él aprendemos a respetar a los demás y tener un poco de educación y civismo, porque hay alternativas a orinar en la calle, en el parque o en la playa (por poner tres ejemplos).
Viene con tres cabezas totalmente intercambiables, aunque nosotros siempre usamos la del pato.
Espero haberos ayudado o dado una idea si estáis un buscando un urinario portátil y puedo deciros que nosotros lo compramos en Amazon y su precio no supera los 7€
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